San Juan de Ortega – Briviesca (30 km)

Hoy he empezado el día con un paseo por el bosque. Anoche llovió bastante y el paseo ha sido un placer: la hierba limpia, el olor a tierra húmeda, las gotitas brillando sobre las flores…

¿Era un lugar solitario? No. San Juan de Ortega está en el Camino de Santiago, y había un goteo cada vez mayor de peregrinos, hasta que llegó una horda de ellos. Incluso había una discreta tienda de campaña, de alguien vivaqueando. Si a mí me despertó la lluvia por la noche, no sé qué tal lo pasaría el de la tienda.

El pueblo tiene apenas cuatro casas, los peregrinos son muchos más. Se oían muchas risas, tenían muy buen humor para lo duro que debe ser caminar el campo castellano. Los peregrinos del Camino de Santiago conforman una pequeña comunidad abstraída del resto del mundo. Las prioridades de esas personas se limitan a lo básico: caminar hasta llegar al destino, ducharse, comer, preparar la siguiente jornada, y dormir.

Exagero, también quedan ratitos para coleguear en los albergues o hacer un poquito de turisteo. Pero después de tres semanas de vida sencilla, cuando ya te has acostumbrado a las nuevas rutinas, y finalizas tu Camino, se produce un pequeño vacío interior, te alegras de haber llegado hasta donde quiera que hayas llegado, pero se hace raro volver.

Yo hablo de mi experiencia, pero cada cual tiene la suya. Recuerdo coincidir con un grupito de señoras que caminaban muy rápido y que se dedicaban a ir de bar en bar. Si yo hice una cartilla de sellos, ellas llevaban tres, en una parroquia llegaron a decirles que el Camino no se trata de visitar TODOS los bares que encuentras.

Otro chaval apenas podía mover las piernas, y se desplazaba impulsándose con dos muletas. Él mismo llevaba su mochila y conseguía hacer las etapas. Un ejemplo de superación extrema y ánimos para todos.

El Camino tiene mucho de animarse unos a otros, como se ve en las fotos. Siempre se encuentran cartelitos y escritos animando (¡hay incluso una app de radio, Radio Camino!), y siendo como es -para muchos- una experiencia dura, se agradece, es eficaz. Animar siempre es eficaz, ojalá nos animáramos más unos a otros todos los días.

En definitiva, a algunos les mueve la religión, a otros el turisteo y los bares, a otros la curiosidad y para otros acaba siendo algo espiritual. Recuerdo al chaval de Villasur de Herreros, decía que salió casi con lo puesto y que el Camino le cuidaba, y le daba lo que necesitaba. Hay compañerismo en muchos albergues, al menos en el Camino francés.

Volviendo a San Juan de Ortega, aunque no pudimos ver el efecto arquitectónico que se da durante los equinoccios, las iglesias me gustaron bastante. Aunque desde que tengo tiempo libre, yo me flipo mucho con cualquier cosa.

En esta visita aprendí algo sobre la Cruz de Caravaca, cruz patriarcal o arzobispal: El palo horizontal grande representa donde fue clavado el cuerpo de Jesús, y el palo pequeño donde colocaron la leyenda INRI.

En otro orden de cosas, yo necesitaba tener una tarde tranquila, así que hicimos noche y fuimos a ver las iglesias al día siguiente, aunque hubiera sido mejor hacerlo al revés, porque el poty (el W.C) estaba bastante lleno. Al final se llenó, pero nadie se ha muerto por hacer un pis en la naturaleza.

Camino al área de Briviesca, recordábamos de otra vez que hay que tener cuidado con Google Maps, porque indica una calle muy estrechuca y con ramas bajas. Mejor seguir las señales del Ayuntamiento, que podar los árboles con los paneles solares.

Briviesca, a 49 km de Burgos y otros 49 km de Haro.

Hacia Francia. Arlanzón – San Juan de Ortega (8 km)

A 26 km de Burgos.

¡Hoy estreno bici!. No es nueva, pero me la han donado, y me sirve para empezar a coger práctica, porque yo no he sido nunca de usar ciclos. Hemos hecho un trocito de vía verde, hasta una depuradora, con su cascada de agua. Me gustaría visitar sus instalaciones, las piscinas de agua cristalina, y saber más cómo funciona.

La rodilla ha respondido genial, tengo un esguince en un ligamento anterior, pero en teoría, con ejercicio se pasa.

Los del taller se flipaban con la bici, porque es clásica y muy bonita, con cubiertas originales. Me dicen que la cande bien, que me la llevan…

A los gatetes les encanta Arlanzón. Salen a pasear ellos solos y se alejan bastante de casa, aunque haya una algarabía de perros a lo lejos. Les gustan los sitios tranquilos.

Unos pasean perretes, y nosotros a los gatucos.

Hemos pasado la tarde tranquilos en casa: yo organizando fotos, haciendo labor de carpintería y leyendo un poco sobre Santa Teresa de Jesús, que la tenía pendiente desde que estuvimos en Ávila y me parece una figura histórica muy interesante: De origen acomodado y constitución enfermiza, construyó muchos conventos y evolucionó en la profesión de su fe. Valoro mucho la idea de evolucionar: Cambiar de opinión no implica haberse equivocado, sino encontrar una mejor manera de hacer las cosas. Teresa de Jesús experimentó una disciplina más rígida y una más sencilla, y concluyó que la oración no puede programarse al margen de las personas.

Hoy es doctora de la Iglesia, pero en su día encontró mucha oposición, tanto por su misticismo, como en la fundación de algunos conventos.

En otro orden de cosas, los caravanistas y furgoneteros son una plaga, te los encuentras por cualquier lado. Ayer me enteré que dos colegas de HOTS (de juego) son furgoneteros también, y de los míos, ahorrativos. Ellos incluso se plantean retos para vivir con menos a cambio de extender más las vacaciones. A ver si nos encontramos alguna vez en nuestros viajes por España. En la comunidad de Geocaching también hay mucho furgonetero, y es que para recoger geocachés en bloque, viene muy bien la furgo. Basado en hechos reales.

Creas un lugar en Park4night, en medio de ninguna parte, y empieza a venir gente. Que lo digo yo, que son una plaga…

Anoche unos amigos nos dieron una sorpresa, se vinieron con su autocaravana a cenar con nosotros, ¡a 30 km!. Y nos invitaron a cenar un plato de kebap riquísimo, que todavía nos ha servido para comer al día siguiente. Me parece un DETALLAZO y agradezco muchísimo todo lo que nos ayudan -la Errante hace aguas a veces-, y además que quieran pasar tiempo con nosotros. Yo tengo muy presente que quien te dedica su tiempo, te está dando algo que nunca va a recuperar. Mil gracias Moy, Bea y familia.

El kebap nos encanta, y me gusta llamarlo cariñosamente «ratilla», porque me recuerda a mis compis de universidad, con los que tengo la suerte de todavía mantener contacto. Una vez al mes, suele caer una ratilla en nuestro menú.

Me parece importante conservar amistad con varios grupos de personas, de diferentes ámbitos y que se conocieron a diferentes edades. Y mejor aún si tienen un carácter internacional y cuentan cosas de sus países.

Hoy dormiremos en San Juan de Ortega, donde se escinde el Camino de Santiago, algunos peregrinos van hacia Villafría y otros hacia La Ventilla. En Burgos no está muy claro por donde va el Camino, así que hay peregrinos por todas partes.

Campos castellanos.

Varias personas me han comentado que publico pocas cosas gastronómicas, así que os dejo unas gocherías caseras. No tenemos muchos amigos, pero agradezco mucho aquellos con los que podemos compartir un rato.

Gracias Johnny, Andrea y Jose Luis por estas veladas divertidas.

A ver qué tal acabamos la noche. Hoy estamos poniendo a prueba nuestro sistema digestivo con una sepia olvidada de dudosa frescura. No podemos ser muy tiquismiquis, así no nos jubilamos.

Qué bonito, qué bonito…

… es mi Cádiz…

¡Qué razón tiene la coplilla! Si no fuera tan cara la vivienda, podría jubilarme aquí, cuando se me pasen las ganas de ver mundo.

Estuvimos dos semanas y pico viviendo en Cádiz, y con el carnaval, no hemos visto mucho de la ciudad. No había vivido antes un carnaval así: música, trajes tan elaborados, calles de confeti y mucha alegría… ¡y tan largo! En mi ciudad el martes se celebra el entierro de la sardina y ya se acaba todo. En Cádiz llevan un mes haciendo cosas, y aun después de dos semanas de fiesta grande, el domingo siguiente celebran el carnaval de los chiquitos.

Los amigos me decían que en esta zona de la bahía es muy fácil hablar con la gente. En el centro-noroeste de España no empiezas a hablar con un extraño si no tienes un buen motivo, y probablemente la conversación no dure mucho.
En cambio, de aquí recuerdo las charlas con el vecinito surfista, a Manolo y Rocío… Nos contaron todo tipo de cosas chulas que hacer, como ver el atardecer en la Caleta, o comer unos chicharrones en el mercado. También nos contaron historias interesantes, como la de los chicucos: así llamaban a los emigrantes de Santander que abrían negocios de ultramarinos en Cádiz. Indianos retornados o familiares con los contactos necesarios. Los cántabros de entonces eran como los chinos de hoy.

Me dieron algunas recetas locales, con algún problemita de comunicación, y es que un «picadillo» no tiene nada que ver en Castilla que en Cádiz. Para nosotros son pedazos de carne adobada (gijas) y en Cádiz se hace con cebolla, pimiento, tomate, mejillones cocinados, aceite y vinagre, todo picadito. Tres horas de cola para conseguir un cartucho de surtido gaditano, ¡dan para mucho! Para mucho pescado y para conocerte un poco más.

Tres surtidos gaditanos cortesía de una de las peñas. Tamaño vasco y gratis.

Este Carnaval es una experiencia que todo el mundo debería disfrutar al menos una vez. La ciudad pone muchos recursos: hay baños por doquier y los limpian continuamente, gran frecuencia de autobuses, los museos abren incluso en días festivos y para el aparcamiento son un poco más permisivos.

Sorprende ver a los coros en remolques por las callejas del centro histórico. Estos me recuerdan a mi tribu del Ark, por las gafas de los bichillos ❤

Viajando en autocaravana hemos tenido la suerte de aparcar en primera línea de playa. Eso sí, si abandonas tu sitio, no lo volverás a encontrar. Tuvimos que ir un par de veces a vaciar el WC -lo que llamamos aguas negras- y la última vez ya íbamos a tirar la toalla para volver a aparcar aquí, pero los vecinos nos ayudaron a encontrar sitio, y nos pudimos quedar en este lugar espectacular:

Desde mi ventana. A las 7 de la mañana ya había paseantes. Era gracioso verles tan abrigados y nosotros yendo de corto.

Gracias a la familia viajera de «En plan nómada» que nos animaron a esperar hasta que se liberó un sitio. Ha sido muy interesante conocer su historia.

Cádiz no tiene muchos geo cachés, pero los que tiene cuentan cosas interesantes, por ejemplo, explican lo que es la roca ostionera, que se forma por la sedimentación y conchas marinas. ¿No es genial la capacidad de inventiva del ser humano?. ¿Qué no hay canteras? Usamos lo que haya, roca de mar.
Muchos edificios, casas del centro histórico, y la catedral, están construidos con esa piedra, y si te acercas, puedes ver las formas las conchas:

Como en otras ciudades turísticas, no hay un área de autocaravanas -tiene mucho aparcamiento de pago- así que en uno de nuestros viajes para vaciar el WC, perdimos nuestro lugar privilegiado y tuvimos que irnos bastante lejos, a la playa de la Cortadura, que tiene una bandera azul y alguna cosa curiosa: un búnker insertado entre un colegio y un instituto. Y aunque el lugar pareciera un poco desolado, yo tuve siempre sensación de seguridad. Además, para moverse, el bus funciona muy bien, y tienen un buen carril bici.

Por decir algo negativo, me parece un sitio donde ser joven es difícil. Un desempleo muy alto, y unos pisos a precios abusivos (es lo que tienen las islas). Si independizarse en otras regiones es difícil, aquí me parece casi imposible.

Y también me chocaba muchísimo cuando varias personas me contaban lo importante que es para ellos salir y disfrutar con la familia y amigos, que la vida son dos días y no se pueden pasar trabajando y ahorrando… A mi yo workahólico le estalla un poquito la cabeza. No lo critico, solo son otras formas de pensar, muy diferentes en apenas 800 km.

Lo que sí critico es a una recepcionista del museo de Cádiz que abandona su puesto de trabajo un cuarto de hora antes del horario establecido. Si lo hace todos los días, es una hora y cuarto a la semana, multiplicado por cuatro semanas. y pico… casi una jornada de trabajo que se ahorra.

En fin, en Cádiz estuvimos muy a gusto, y me costó mucho irme. Me encantaba el paseo marítimo hacia la ciudad, viendo acercarse poco a poco la cúpula dorada de la catedral y los edificios blancos. Una de esas estampas que se disfrutan en cierto momento, y que las fotos no pueden reproducir.

* * *