De camino al sur de Portugal.

¡Hemos acabado en Portugal! Teníamos intención de recorrer Galicia, pero el tiempo tan nublado y lluvioso nos estaba deprimiendo, así que empezamos a marchar hacia el sur.

De hecho, hemos tenido nuestra primera crisis de energía. Estuvimos un mes, más o menos, bajando de 13.2 V, que indica que la batería está totalmente cargada, hasta 12V, y a partir de ese punto el voltaje empezó a despeñarse por momentos. Cómo decían mis compañeros de juego, es una decisión dura, si echar una partida más o mantener el frigorífico encendido.

¿Cómo cargamos la batería de la autocaravana? Vamos a un área gratuita -si no hubiera, iríamos a un camping- y recargamos la batería conectándonos a un enchufe normal. Calculamos la carga mediante los voltajes porque nuestra batería no tiene un indicador de carga, como podáis tener en vuestro móvil. Se podía comprar, pero optamos por lo básico.

Galicia se queda pendiente de visitar, en otro otoño menos lluvioso, u otra época. Me ha ilusionado volver a visitar una nación celta, con sus tejados de pizarra y sus símbolos tradicionales:

Esta es la rosa de los vientos de la Torre de Hércules, en A Coruña. Está el armiño heráldico de Bretaña, Cornualles, el dragón de Gales, el trisquel con piernas de la isla de Man, el cardo escocés, el trébol irlandés, la vieira gallega, y una calavera bajo el epígrafe -escrito al revés- de Tartessos, el cual me descoloca mucho. Imagen obtenida de esta web.

Este otoño también ha sido muy social. En Silleda -un pueblo con feria de ganado, poco turístico- asistimos a una concentración de informáticos (una LAN-party) y volvimos a reunirnos amigos de las partys del norte, después de muchos años. En A Coruña, ciudad donde estuvimos muy a gusto, conocimos a una pareja de argentinos reamables con quien compartimos unas charlas muy interesantes de nuestros respectivos países. Nos han invitado a su casa allá, ¡Sergio y señora, confío en volver a vernos! Aquí, allá o en Hungría.
También conocimos a una pareja de madrileños, caravanistas desde hace más de 30 años, con los que charlamos largamente. ¡Nos veremos en el Carnaval de Cádiz algún año! Estaba yo reticente a ir a Sevilla, ya lo veo más seguro.
Y no me olvido de Eltxé, uno de mis compañeros de juego con quien estuvimos muy poquito tiempo, pero realmente interesante, sobre todo para recordar el mundo real (¡te debo un desayuno!). Gracias a todos vosotros por dedicarme vuestro tiempo, porque en esta vida nómada el contacto con personas de cierta confianza no es habitual, y el tiempo es algo que no vuelve, hay que cuidar en quién y en qué se invierte.

¡Buena semana!

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