Al menos en la Francia atlántica. Cosas mejorables:
- En los supermercados no hay guantes para coger la fruta, e igual que en España, tocan varias piezas antes de decidirse. La primera vez que fuimos a comprar me chocaba, ahora ya pienso si quizá nosotros exageramos con la higiene.
- Aparcar en las aceras. Francia es un jardín florido, pero no es país para peatones. Viven en casas o edificios bajos, las localidades se extienen mucho y todo está preparado para ir en coche. No hay gente caminando por las calles secundarias.
- Hay vías rápidas, con dos carriles por sentido, pero sin arcenes y a veces tienen glorietas. Los arcenes son un lujo aquí.
- No les va lo de pagar con tarjeta. En las lavanderías, o no admiten tarjeta, o se monta cola porque emplean mucho tiempo pegándose con las moneditas. La digitalización en Francia, en varios aspectos, recuerda a España en la primera década del siglo, aunque apps como Too good to go están extendidas y funcionan bien.
- En carretera, las prioridades son un poco lío. Pueblitos bretones enteros en que la prioridad es a la derecha. Incorporaciones chungas, con carriles de deceleración pero no de aceleración. Resaltos mortales que empiezan antes de la glorieta y acaban después.
- Los platos preparados llevan aceitunas con hueso.
- Les encanta la mostaza, quizá tanto como a los españoles la mahonesa. La echan a la ensalada, a las conservas…
- El nacionalismo exagerado. En los productos aseguran varias veces que el origen de los componentes es francés y que ha sido elaborado en Francia. Casi, lo contrario que en España.
- No ensucian, pero tampoco limpian. Todo está muy limpio, pero si hay basura en el suelo, así se queda durante días.
- Lo siguiente no sé si es bueno:
- Los plásticos aquí son muy resistentes. Podrías candar la bici con ellos.
- El reciclaje tri-facile; echan todos los embalajes al mismo contenedor, y tienen recogida puerta a puerta. En lugar de esperar que los ciudadanos reciclen, y que además reciclen bien, supongo que habrá una legión de funcionarios o subcontratas detrás haciendo el procesamiento. Diferentes soluciones a un problema.
Cosas buenas de los franceses:
- Excluyendo París, que hace mucho que no voy, en la costa cantábrica son súper amables. Muchas veces han intentado charlar con nosotros, algunos en inglés, o por lo menos nos dicen las cuatro palabritas que saben en español. Algunas veces nos han intentado ayudar sin pedírselo, y de hecho, me arreglaron la bici gratis. El otro día vino un guardia de seguridad a mirar si nuestra autocaravana estaba bien porque veía la puerta abierta.
- Nadie se estresa, nadie toca el cláxon, nadie monta escándalos, las cosas fluyen y la gente vive tranquila.
- Súper respetuosos con los ciclistas. Todo sea dicho, ha habido algún pequeño susto en alguna glorieta, pero la actitud general conduciendo es muy responsable..
- MUY RESPETUOSOS en general. No hay mobiliario público roto, hay muchas bibliotecas callejeras, y nadie las vandaliza.
- Hay baños gratuitos por doquier, limpios, con papel higiénico, agua, jabón… A cambio, no tienen fuentes, ni duchas o lavapiés en las playas.
- El triple carril que va alternándose en cada sentido. Esto me encanta, porque es una manera barata de facilitar los adelantamientos sin tener que construir autovías carísimas.
- Tienen muchas leyes, pero no parecen cumplirlas a rajatabla. Hacen cosas que en España serían ilegales, y aquí quizá también lo sean, pero en tanto no pase nada, todo funciona. Perros en las cestas de las bicis, niños en cajones empujados por bicis. Señales de tráfico modificadas de manera divertida, remolques y automóviles con la matrícula pintada a rotulador…
- Escuelas inmesivas en bretón.
- Seguridad. Hemos visto gente dejando los cascos en la bici sin atar y sin estar ellos cerca, coches con ventanillas abiertas toda la tarde…
- Y por supuesto, son un paraíso para las autocaravanas.
* * *