El Lance: días tranquilos, de planificación y mantenimiento.

Hemos estado unos días tranquilos en la playa. El Lance tiene 14 habitantes censados, y parece que en invierno quienes dan vida a la localidad son los extranjeros.

Aprovechamos a mirar el problema que tenemos con el frigorífico, que no enfría, aunque le hicimos mantenimiento en octubre. Vivir en autocaravana requiere aprender cosas, a hacer labores sencillas de carpintería, desmontar los faros del vehículo (¿sabían que hay bombillas con dos filamentos?) y aprender cómo funciona la instalación de gas del frigorífico trivalente. En este caso, lo que nos interesa es que se quema gas para calentar amoniaco y mediante una reacción química, generar frío.

Intimidades de frigorífico.

En la pedanía de el Lance no hay mucho que hacer, más allá de disfrutar de atardeceres gloriosos, de esos en los que se incendia el cielo, y pasear por el paisaje árido, las ramblas, ríos secos, y el mar de plástico. Esta rambla inmensa, que necesita un puente de cinco ojos para atravesarla, con azud incluido y totalmente seca, me recordaba -radiación aparte- a un paisaje del Fallout 3. Aunque en el videojuego no encontrabas montones de comida pudriéndose. Luego que hay hambre.

Esta costa está llena de torres vigía y baluartes para defenderse de piratas, desde la época nazarí hasta los tiempos de Carlos III (en torno a 1750). Algunos se utilizaron en la guerra civil, o por la guardia civil hasta épocas muy recientes. Los hay en buen estado y que se intentan poner en valor.

Torre de Baños.
Torre de Baños.

A nuestro gatete superviviente no le gusta mucho el mar, creo que le desconcierta el rumor que produce. Al fondo, se puede ver Castell de Ferro, un pueblo laberíntico y agradable, que transporta a otro continente cuando te cruzas a alguien llevando un tajine.

Gatete en la costa, al fondo, Castell de Ferro.

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