El 23 de abril es la fiesta de la comunidad en Castilla y León: celebramos la derrota de los comuneros en una batalla decisiva que tuvo lugar en Valladolid, concretamente en Villalar, hoy Villalar de los Comuneros. Todos los castellano-leoneses conocemos la fiesta, pero mucha gente no hemos ido nunca. Quizá porque no tiene buena fama o porque pilla muy lejos: casi 3 horas desde Soria, 1 hora y 40 minutos desde Burgos, hora y media desde Segovia o León.
En teoría se celebra el día de Castilla y León, pero en la práctica allí había mucha Castilla y muy poco León: un centenar de banderas castellanas, incluida una 10*3 metros del PCAS (partido castellanista) pero muy poquitas de León y de Castilla y León. Si un guiri fuera a esa fiesta, no sabría decir cual es la bandera oficial.
(Izquierda) Uno de los poquitos leoneses.
(Derecha) La banderita del PCAS. Ande o no ande, caballo grande.
Villalar es un pueblo 460 habitantes, pero ese día recibe visitantes a miles. Es una fiesta muy reivindicativa: acuden partidos políticos, sindicatos, asociaciones vecinales y todo tipo de agrupaciones. O sin agrupar, también había alguna manifestación unipersonal. Si quieres defender algo, es el sitio para hacerlo.
Primera vez que veo esa enseña. Y mirad que han salido los agricultores en las noticias…
El primer acto oficial que vimos fue una ofrenda floral/mitin político en el monumento a los comuneros, hacia donde iban llegando personalidades acompañadas de sus fans. Aparece Irene Montero, seguida de múltiples banderitas moradas, da su mitin, y se retiran. Llegan los del PSOE con su legión de enseñas rojas, dan su mitin, les entrevistan los medios y circulan. A continuación llegan las banderitas violetas, los de Izquierda Unida, que parecían estar celebrando el día de Palestina. ¿El violeta que usan es diferente del de Podemos?.
Al que me gustó ver fue a Demetrio Madrid, primer presidente de la Junta de Castilla y León. Me hubiera gustado que le dijera al ministro Oscar Puente que cada día está más guapo, igual que le dijo a la ministra Ana Redondo, y así quizá Óscar se hubiera animado a hablar al público. El que sí habló, pero nadie escuchó fue al Presidente de la Junta de Castilla y León, que hizo su ofrenda floral a las 8 de la mañana, cuando no están puestas las calles. Parece ser que tenía algún otro compromiso después, más importante que celebrar el día de la comunidad que preside.
Izquierda unida celebrando… ¿el día de Palestina?.
(Derecha) Diversión con banderas: ¿qué relación tienen todas esas banderas?. Pista, la antepenúltima es la bandera de la República Popular de Donetsk.
Después de dar su mitin, a los grandes partidos les persiguen las cámaras. A los chiquitos, como Ciudadanos solo les acompañaban las aves rapaces, será por el olor a moribundo. Pero quizá saquen rédito de todas maneras, parece que el alcalde de Sentir Aranda le arrancó una cita a Oscar Puente para hablar del tren directo.
La campa donde se desarrolla el resto de la fiesta está ocupada con las carpas de las agrupaciones, que son mayormente de izquierda, o castellanistas, con la excepción de Ciudadanos, que estaban a un extremo de la campa y bromeaban con que eran la extrema derecha.
En las carpas hay mucha animación: bar, bocadillos y muchos conciertos, algunos incluso con técnico de sonido. Ofrecían los mejores precios, y había variedad: pote, cerveza vegana, sidra castellana… En general estaba todo bastante limpio y el ambiente respetuoso.
La otra parte del espacio la ocupaba un gran mercadillo y la oferta gastronómica. En este día que hay tanto sentimiento castellano y comunero, abundan pulperías gallegas, kebab, las paellas de arroz con cosas, las heladerías… Más adelante, perdidos en todo el meollo, descubrimos que se vendían especialidades segovianas, leonesas, morcilla de Burgos, sopa castellana, encontramos por fin los torreznos de Soria, que parecían evitarnos, y eso que triunfaban, y en un alarde de globalización en los países castellanos, la Tahona cántabra, una empresa de Palencia que hacen hornazo salmantino.
Ver las reivindicaciones era entretenido, y es que parece que cualquiera puede montar su chiringuito allí: para regalar libros, o denunciar a la Cruz Roja, lemas sindicalistas en asturianu, unos pidiendo que los españoles salieran de Castilla, otros pidiendo por una castilla feminista y abolicionista (¿abolicionista del patriarcado?). Los de un pueblo pidiendo firmas para que no les construyan una macroplanta de biogás, anarquistas fomentando el consumismo para que el concierto les salga rentable, y muchas camisetas de “Make Castilla cool again”. Como si Castilla no fuera ya bastante fresquita.
En estos dos días ha habido mucha música y eso siempre se disfruta, aunque no sea lo que solemos escuchar: rap, música popular… Aquí os dejo unas jotas electrónicas. Somos tierra de pandereta.
Dúo vallisoletano De la meseta.
Adenda: por el ruido y los posibles cristales, creo que sería mejor que dejaran a los bebés y a los perretes fuera de las carpas.
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